Cómo las historias pueden ayudarnos a reflexionar y cultivar nuestra educación emocional
Hace tiempo que no me paso por aquí, pero hoy me apetece sentarme contigo, escribir y contarte un poco en qué punto estoy.
Quizá recuerdes que este proyecto, antes conocido como La belleza de los detalles, nació para unir dos de mis grandes pasiones: la educación emocional y la fotografía. Para mí, ambas cosas son como una brújula. La fotografía me ayuda a ver lo que a veces la vida nos obliga a pasar por alto, y la educación emocional me conecta con lo que hay dentro de mí y dentro de los demás.
Hoy este espacio tiene otro nombre: Contando historias. Cambiar el nombre me ha hecho reflexionar mucho. Porque, al final, eso es lo que hacemos todos, ¿no? Contamos historias. Algunas nos sanan, otras nos enseñan y algunas simplemente nos hacen sonreír.
Durante este tiempo he estado escribiendo y publicando libros como Historias para cuidarte (y su segunda parte, Caminos de sanación) y cuentos infantiles de educación emocional. Todos ellos tienen algo de mí, de mi experiencia como docente y también de mi formación en psicología positiva y educación emocional.
Ahora siento que es momento de centrarme más en este blog. Mi idea es compartir contigo pequeñas reflexiones, cuentos y recursos que nos ayuden a pensar, a profundizar o, simplemente, a disfrutar. Algunas historias serán nuevas, y otras serán de las que ya he publicado, pero siempre con el mismo objetivo: crear un espacio para conectar contigo.
Además, como ahora trabajo como docente de religión católica en dos colegios públicos, también quiero compartir aquí algunas reflexiones o aprendizajes que surgen en mi día a día. Porque enseñar, al final, también es aprender, ¿verdad?
Así que aquí estoy de nuevo, con ganas de que me acompañes en este camino, de contar historias contigo y para ti.
¿Empezamos?
Un abrazo,
Davinia